El mayor enemigo oculto

El mayor de los enemigos del hombre está dentro de sí mismo. Es el egoísmo. El ego coexiste con la mente. Cuando la mente perece, el ego también perece. Chitta es la mente subconsciente. Es la materia de la mente. Es el almacén de la memoria. Los samskaras o impresiones de acciones pasadas que están incrustadas ahí. Es una de las cuatro partes del Antahkarana o instrumentos internos, es decir, mente, intelecto, Chitta y Ahamkara o egoísmo.
En el egoísmo está la esclavitud. En la falta de egoísmo está la libertad. El egoísmo está en el fondo de todos los grandes errores. El ego es el velo entre Dios y el alma. Cuando el ego se desvanece, entonces llega la realización de la universalidad o la conciencia cósmica. El ego es la causa de la pena en la vida y las miserias del Samsara (La vida a través de repetidos nacimientos y muertes). Mata al egoísmo, tu archi-enemigo, a través del auto-sacrificio, la auto-entrega, la auto-negación, el servicio, la humildad, la oración, la adoración y la identificación con el Atman. Vigila la mente. La mente es la asesina del alma. Destruye esta mente despiadadamente con la espada de la discriminación. El miedo, la ira, la codicia, el odio, la lujuria, los celos son los síntomas de una mente impura. Los sentimientos de superioridad e inferioridad están enraizados en el egoísmo.  Generan tensión entre los individuos. Con el despertar de la mente surge la conciencia de la dualidad. La dualidad es la ignorancia. De la dualidad surge el miedo, el deseo, etc. Silencia tus sentidos y tu mente y comulga con el Señor.  Entonces disfrutarás de la paz y la felicidad eternas.

Swami Sivananda

El Apego, El terrible enemigo

El terrible enemigo de la inmortalidad es el apego o Moha (la falsa identificación y el apego ilusorio). Es muy difícil deshacerse del apego. La abeja puede hacer agujeros incluso en la madera, pero perece por su apego a la miel. Se posa sobre las flores para recolectar miel. Se posa en la flor de loto por la tarde y lentamente chupa la miel. El loto se cierra por sí mismo al atardecer cuando se pone el sol. La abeja no quiere salir de la flor por su apego. Piensa locamente, "Saldré de la flor mañana cuando salga el sol".  Un elefante viene, aplasta la flor de loto y con ella también a la abeja. Este es también el caso del hombre. Él también se apega a los diversos objetos del mundo y perece.

La serpiente tiene a la rana en su boca. Sólo la cabeza de la rana está afuera. Será devorada en pocos minutos. Sin embargo, incluso en esta situación, la miserable rana proyecta su lengua hacia el exterior para atrapar y comer un insecto o dos. Oh, hombre ignorante, ya estás en la boca de Kala o el tiempo. No estarás en ninguna parte en unos minutos. Sin embargo, anhelas y te aferras a los objetos sensuales una y otra vez. Te has convertido en un esclavo de Moha, la ilusión o el apego.

El tiempo es muy valioso. No te das cuenta del valor del tiempo. Cuando la muerte esté esperando para devorarte, te arrepentirás de los días, meses y años que has desperdiciado en chismorreos y placeres sensuales. Haz Sadhana cuando aún hay tiempo, cuando eres joven y el cuerpo está saludable. No podrás hacer ninguna práctica espiritual durante la vejez.

 

Swami Sivananda

El Yoga

Swami Sivananda

Vivir en Dios, comulgar con Dios, es Yoga. La vida en Dios proporciona la dicha eterna. El Yoga te muestra el camino. El Yoga te une a Dios. El Yoga te hace inmortal.

El Yoga es la vida completa. Es un método que analiza todas las áreas de la personalidad humana.

El Yoga es un sistema integral de educación no solo para el cuerpo la mente y el intelecto, sino también para el espíritu interior.

El Yoga muestra un maravilloso método para elevarte desde la maldad a la bondad, de la bondad a la divinidad y de ésta al esplendor eterno y divino.

El Yoga es el arte de vivir rectamente. El Yogui que ha aprendido este arte de vivir, es feliz, equilibrado, sereno, pacífico y libre de toda tensión.

El Yoga es una ciencia perfeccionada por los antiguos Rishis o sabios de la India, pero el Yoga no pertenece únicamente a la india sino a toda la humanidad. Es una ciencia exacta, un sistema práctico y perfecto de auto-cultura.

El Yoga no pretende dar la espalda ala vida, sino la espiritualización de esta. Es ante todo, un modo de vida y no algo separado de esta. El Yoga no consiste en dejar a un lado la acción, sino en llevarla a cabo de una manera eficiente y con el espíritu adecuado. El Yoga no implica huir del propio hogar ni del ambiente humano, sino un proceso para amoldar la propia actitud al hogar y a la sociedad a través de una nueva comprensión.

El Yoga es para todos. Es universal y no se trata de algo sectario. Es un camino hacia Dios, pero no un credo.

La práctica del Yoga no está reñida con ninguna religión o iglesia sagrada. Es puramente espiritual y universal. No contradice la fe sincera de nadie.

El Yoga no es una religión, sino una ayuda para la práctica de las verdades básicas de todas .las religiones. El Yoga puede ser practicado por cristianos, budistas, musulmanes, sufís e incluso ateos.

Ser un Yogui significa morar constantemente en Dios, viviendo en paz con la humanidad. La unión con Dios es Yoga. Yoga es la unión con todos. Dios habita en todos.

La idea que tiene el principiante de que el Yoga consiste en ejercicios físicos o simplemente en Asanas, Pranayama...etc, es un terrible error. Las Yogasanas, el Pranayama, las Bandhas, los Mudras y los Kriyas no tienen nada que ver con el Yoga verdadero. Todo ello es simplemente considerado como ayudas en la práctica del Yoga.

Muchas personas solo tienen acceso al nivel físico del Yoga, ya que el verdadero Yoga requiere una intensa autodisciplina, unida a un pensamiento intenso bajo la guía de un maestro experimentado. El Yoga promete una bendición supra física y espiritual. Pero no resulta atrayente para el hombre común, que solo desea frutos inmediatos y prosperidad material.

Pureza moral y aspiración espiritual, son los primeros pasos en el camino del Yoga. Quien tiene una mente calmada, fe en las palabras de su Gurú y de los Shastras (escrituras), que es moderado en el comer y en el dormir, quien tiene un intenso y sincero anhelo por la liberación del Samsara-Chakra (rueda de muertes y nacimientos), es una persona cualificada para la práctica del Yoga.

El aspirante en el camino del Yoga, debe tener fe, energía, alegría, valor, paciencia, perseverancia, sinceridad, pureza, ausencia de depresión mental, desapasionamiento, aspiración, concentración, serenidad, autocontrol, veracidad, no violencia ni codicia.

Llevar una vida sencilla y austera es indispensable para el Yoga. El fundamento del Yoga es el autocontrol. La disciplina, tanto física como mental, es la esencia del Yoga.

En la práctica del Yoga se produce una inversión de la actividad normalmente extravertida de la mente. La firmeza de la mente es esencial para esta inversión de la tendencia hacia el exterior del pensamiento. Lo primero que debe hacerse es aquietar y controlar la mente, sólo así será posible cambiar su curso en la dirección opuesta.

Los cuatro caminos principales para lograr la Realización de Dios son: Karma Yoga, Bhakti Yoga, Raja Yoga y Jnana Yoga. El Karma Yoga está indicado para la persona de un temperamento activo, el Bhakti Yoga para la persona de temperamento devocional, el Raja Yoga para la persona de temperamento místico, y el Jnana Yoga para la persona de temperamento racional y filosófico.

La práctica del Yoga no está reñida con ninguna religión o iglesia sagrada. Es puramente espiritual y universal. No contradice la fe sincera de nadie.

El Yoga no es una religión, sino una ayuda para la práctica de las verdades básicas de todas las religiones. El Yoga puede ser practicado por cristianos, budistas, musulmanes, sufís e incluso ateos.

Ser un Yogui significa morar constantemente en Dios, viviendo en paz con la humanidad. La unión con Dios es Yoga. Yoga es la unión con todos. Dios habita en todos.

La idea que tiene el principiante de que el Yoga consiste en ejercicios físicos o simplemente en Asanas, Pranayama...etc, es un terrible error. Las Yogasanas, el Pranayama, las Bandhas, los Mudras y los Kriyas no tienen nada que ver con el Yoga verdadero.

Todo ello es simplemente considerado como ayudas en la práctica del Yoga.

Muchas personas solo tienen acceso al nivel físico del Yoga, ya que el verdadero Yoga requiere una intensa autodisciplina, unida a un pensamiento intenso bajo la guía de un maestro experimentado. El Yoga promete una bendición supra física y espiritual. Pero no resulta atrayente para el hombre común, que solo desea frutos inmediatos y prosperidad material.

Pureza moral y aspiración espiritual, son los primeros pasos en el camino del Yoga. Quien tiene una mente calmada, fe en las palabras de su Gurú y de los Shastras (escrituras), que es moderado en el comer y en el dormir, quien tiene un intenso y sincero anhelo por la liberación del Samsara-Chakra (rueda de muertes y nacimientos), es una persona cualificada para la práctica del Yoga.

El aspirante en el camino del Yoga, debe tener fe, energía, alegría, valor, paciencia, perseverancia, sinceridad, pureza, ausencia de depresión mental, desapasionamiento, aspiración, concentración, serenidad, autocontrol, veracidad, no violencia ni codicia.

Llevar una vida sencilla y austera es indispensable para el Yoga. El fundamento del Yoga es el autocontrol. La disciplina, tanto física como mental, es la esencia del Yoga.

En la práctica del Yoga se produce una inversión de la actividad normalmente extravertida de la mente. La firmeza de la mente es esencial para esta inversión de la tendencia hacia el exterior del pensamiento. Lo primero que debe hacerse es aquietar y controlar la mente, sólo así será posible cambiar su curso en la dirección opuesta.

Los cuatro caminos principales para lograr la Realización de Dios son: Karma Yoga, Bhakti Yoga, Raja Yoga y Jnana Yoga. El Karma Yoga está indicado para la persona de un temperamento activo, el Bhakti Yoga para la persona de temperamento devocional, el Raja Yoga para la persona de temperamento místico, y el Jnana Yoga para la persona de temperamento racional y filosófico.

El Karma Yoga es el camino del servicio desinteresado. El Bhakti Yoga es el camino de la devoción exclusiva al Señor. El Jnana Yoga es el camino de la sabiduría.

El Karma Yoga implica el ejercicio de la voluntad. El Jnana Yoga implica el ejercicio del intelecto y la razón. El Bhakti Yoga implica el ejercicio de la emoción. La voluntad consagra todas sus actividades a través de una total entrega a Dios. El intelecto realiza la gloria y la majestad del Señor. La emoción experimenta la dicha del éxtasis divino.

Las tres verdades eternas son: Jnana, Karma y Bhakti. Dios es amor, bondad y verdad. El Bhakta o devoto experimenta a Dios como amor. El Karma Yogui lo experimenta como bondad y el Jnani como verdad.

Algunos afirman que el único medio para la salvación es la práctica del Karma Yoga. Otros aseguran que la devoción es el único camino para la realización de Dios, y otros más, afirman que solo el camino de la sabiduría y el conocimiento, es el único medio para alcanzar la beatitud final. Pero ero también hay otros que consideran que estos tres caminos son a la vez igualmente eficaces para obtener la perfección y la liberación.

El desarrollo en un único sentido no es recomendable. La religión debe educar y desarrollar al hombre en su totalidad, es decir, tanto su corazón, como su intelecto y sus manos. Sólo entonces

podrá alcanzar la perfección.

El hombre es una extraña y compleja mezcla de voluntad, sentimiento y pensamiento. Ejerce la voluntad para poseer los objetos de sus deseos. Tiene emoción, y por ello siente. Tiene el poder del raciocinio, con el que piensa y razona. En algunas personas predomina el factor emocional, mientras que en otras predomina el factor racional. Así como la voluntad, el sentimiento y el pensamiento no son distintos ni están separados, así también el trabajo, la devoción y el conocimiento no se excluyen mutuamente.

Existen tres defectos en la mente: Mala (impureza), Vikshepa (distracción) y Avarana (velo de ignorancia). La impureza debe ser eliminada con la práctica del Karma Yoga. La distracción, con la adoración o Upasana, y el velo de la ignorancia a través del Jnana Yoga, sólo así será posible la realización del Ser.

Si deseas contemplar tu rostro claramente en un espejo, antes deberás limpiar la suciedad que pueda tener, mantenerlo firme y estable y descorrer la tela que lo cubre. Si deseas contemplar tu rostro reflejado en las aguas de un lago, deberás limpiar sus turbias aguas, esperar que estas se calmen al ser agitadas por el viento y apartar el musgo que flota en su superficie. Así ocurre también con la realización del Ser.

Acción, emoción e inteligencia, son los tres caballos que tiran del carro del cuerpo. Los tres deben actuar al unísono y en perfecta armonía. Solo así el carro rodará con suavidad. Debe producirse un desarrollo integral. Debes desarrollar la cabeza de un Sánkara, el corazón de Budha y las manos de Jánaka.

Solo el Yoga de la síntesis puede crear un desarrollo integral. Solo el Yoga de la síntesis desarrolla la cabeza, el corazón y las manos, conduciendo al aspirante hacia la perfección. Alcanzar un equilibrio armónico en todos los sentidos, es el ideal de la religión, lo cual puede ser logrado a través de la práctica del Yoga de la síntesis.

Contemplar al Ser único que mora en todos los seres es Jnana o sabiduría. Amar al Ser es Bhakti o devoción. Servir al Ser es Karma o acción. Cuando el Jnana Yogui alcanza la sabiduría, logra al mismo tiempo la devoción y acción desinteresada. El Karma Yoga es para él, la expresión espontánea de su naturaleza espiritual, ya que contempla al Ser en todos. Cuando el devoto alcanza la perfección de la devoción, también posee la sabiduría y la actividad. El Karma Yoga también es para él, la expresión espontánea de su naturaleza divina, ya que contempla al único Señor en todas las cosas.

El Karma Yogui alcanza la sabiduría y la devoción cuando sus acciones se vuelven absolutamente desinteresadas. Los tres caminos constituyen de hecho uno mismo, en el que estos tres temperamentos distintos, enfatizan uno u otro de sus elementos inseparables. El Yoga proporciona el método por el cual se puede contemplar, amar y servir al Ser.

Hoy en día, la vida está llena de tensión, estrés, esfuerzo, irritabilidad nerviosa, pasión y prisa. Si el hombre pusiera en práctica algunos de los más elementales principios del Yoga, estaría mejor equipado para enfrentarse a su compleja existencia.

El Yoga proporciona perfección, paz y felicidad duradera. A través de la práctica del Yoga, podrás disfrutar de calma mental en todo momento. Tendrás un sueño apacible. Podrás incrementar tu energía, vigor, vitalidad y longevidad, así como disfrutar de un elevado nivel de salud. Podrás llevar a cabo eficientemente tu trabajo en corto periodo de tiempo. Podrás alcanzar el éxito en todo camino de la vida. El Yoga te infundirá una fortaleza, una confianza y una seguridad nuevas. Tu cuerpo y tu mente se hallarán completamente a tu disposición.

El Yoga controla tus emociones e incrementa tu poder de concentración durante el trabajo. La disciplina yóguica proporciona quietud y tranquilidad, y rehabilita la vida de forma milagrosa. La forma de vida yóguica amplía el entendimiento humano y capacita al hombre para conocer a Dios y su propia relación con El.

El Yoga conduce de la ignorancia a la sabiduría, de la debilidad a la fortaleza, de la inarmonía a la armonía, del odio al amor, de la necesidad a la plenitud, de la limitación a lo infinito, de la diversidad a la unidad y de la imperfección a la perfección. El Yoga proporciona esperanza al que sufre y al abandonado, fortaleza al débil, salud al enfermo y sabiduría al ignorante.

A través de la disciplina yóguica, la mente el cuerpo y el habla actúan conjuntamente en armonía. Aquel que practica el Yoga, ve como su vida se transforma esencialmente con una nueva visión, una nueva salud, una nueva consciencia y una nueva filosofía.

La codicia de poder, la avaricia material, la excitación sexual, el egoísmo, la pasión por las riquezas y los apetitos inferiores, han hecho caer al hombre desde su verdadera vida en el espíritu hasta la vida materialista. Pero puede reconquistar su perdida ' gloria divina si practica con sinceridad los principios del Yoga. El Yoga transmuta la naturaleza animal en naturaleza divina, elevándole hasta la cima de la gloria y el esplendor divinos.

Conseguir el éxito en el Yoga, está dentro de las capacidades de cualquier persona. Lo que se requiere es una devoción sincera y Abhyasa, o una práctica constante y regular.

El crecimiento espiritual es algo: gradual, es una evolución progresiva. No debes caer en una enfebrecida prisa por conseguir hacer grandes proezas yóguicas ni por alcanzar el Nirvikalpa Samadhi (estado de superconsciencia) en dos o tres meses.

Los sentidos deben ser completamente subyugados. Se deben cultivar las virtudes divinas, y erradicar las cualidades negativas. La mente debe estar completamente controlada. Todo esto constituye una dura y árdua tarea. Se trata de un trabajo contra corriente. Deberás practicar rigurosas Tapas (austeridades) . y Meditación, esperando pacientemente los resultados. Tendrás que ascender la escalera del Yoga peldaño a peldaño, y avanzar por el sendero espiritual paso a paso.

Trás haber logrado la perfección en el Yoga, se puede salir al mundo sólo cuando uno no se siente afectado en lo más mínimo por las corrientes hostiles y desfavorables de éste. Muchas personas salen al mundo, antes de haber logrado la perfección en el Yoga, para demostrar sus poderes menores en nombre del servicio a la humanidad y obtener fama. Por ello, se han visto rebajadas hasta un nivel incluso más inferior que el de las personas mundanas.

Si un Yogui no tiene cuidado y no está firmemente establecido en la práctica de Yama y Niyama, se verá arrastrado inconscientemente lejos de su ideal por la tentación, Mara o Satanás. Utiliza entonces sus poderes con fines egoístas y sufre una caída sin esperanza. Su intelecto se ciega, se pervierte y se intoxica. Su entendimiento se nubla y deja de ser un Yogui Divino, convirtiéndose en un brujo negro o en un charlatán yóguico. Es como la oveja negra en el rebaño de los Yoguis y representa una amenaza para la sociedad en general.

Muchas personas son atraídas a la práctica del Pranayama y otros ejercicios yóguicos, pensando que a través del Yoga se logran curaciones psíquicas, telepatía, transferencia del pensamiento y otros grandes Sidhis o poderes. Pero si alcanzan el éxito, no deben quedarse ahí. La meta de la vida no consiste en curar ni en obtener Sidhis. Deben utilizar sus energías para alcanzar la meta más elevada.

El objetivo del Yoga no es obtener Sidhis, si un estudiante yóguico se siente tentado por conseguirlos, su progreso se verá dañado y retardado, y se extraviará de su camino.

El Yogui que permanece concentrado en alcanzar el más elevado Samadhi, debe rechazar los Sidhis siempre que se le aparezcan. Estos, son tentaciones de los Dévatas. Solamente rechazándolos se puede lograr el éxito en el Yoga.

No interrumpas tu Sádhana (practica espiritual) cuando tengas algunos destellos o experiencias. Continúa tu práctica hasta que alcances la perfección. No la interrumpas para moverte en el mundo. Muchas personas han arruinado sus vidas de este modo. Un mero destello no puede proporcionarte la auténtica seguridad.

La Verdad acerca del Yoga

Por Swami Chidananda

En sánscrito, la definición básica de la palabra “Yoga”, es el estado de unión con lo Divino, o experiencia  de unidad con la gran realidad. Por tanto, Yoga representa la experiencia de la verdad, la conciencia de la realidad, la unión con lo Divino.

También hay otra definición o significado para el término Yoga. Es un conjunto de técnicas prácticas, científicamente e inteligentemente dispuestas con el fin de que el hombre arroje de su interior todas las impurezas que le dejan (por naturaleza) el cuerpo, la mente y los sentidos, a la vez que le ayudan a concentrar todos sus pensamientos hacia los Supremo. Resumiendo, Yoga significa cualquier medio que el hombre emplee para purificar su naturaleza inferior, para controlar sus sentidos y dirigir su mente hacia Dios, para profundizar interiormente en la adoración de lo Divino, y finalmente para realizar su eterna identificación con la conciencia Divina.

La aplicación del Yoga es universal. Puede aplicarse dentro de cualquier religión. Yoga trasciende toda religión. Va más allá de todo dogma o doctrina. Es suprareligioso. La duración y extensión de su aplicación es inconmensurable en cualquier época y en toda la humanidad. Voy a intentar explicar la importancia que el Yoga representa para toda persona de esta gran era que es el siglo veinte.

En primer y destacado lugar, hay que tener presente que el Yoga no es una mera acrobacia. Hay gente que supone que el Yoga solamente concierne al cuerpo físico y a ciertas posturas como ponerse cabeza abajo, torcer o arquear la columna o asumir otras posturas similares que frecuentemente se ven expuestas en los libros de Yoga.

Estas técnicas (llamadas Hatha Yoga) y su empleo, son correctas, pero cabe distinguir que no forman en sí mismas un Yoga completo. Como mucho, estas posturas físicas sirven de auxiliar para la práctica del Yoga, o bien se les considera como forma de Yoga auxiliar menor.

En segundo lugar, quiero decir que el Yoga no va encaminado a conseguir fines mágicos. Digo esto de forma especial debido a la confusión que existe acerca del Yoga y que ha sido creada por algunos pseudo-yoguis. A veces sucede que una cosa buena puede corromperse muy fácilmente en manos de gente depravada. Ha sucedido siempre en todas la épocas y a lo largo de la historia. Gente que deliberadamente mistifican todo lo concerniente al Yoga, ocultando tras ello algún propósito egoísta. La consecuencia de ello es la distorsión de la verdad sobre ésta sagrada ciencia. Por lo tanto, no tengo ningún reparo en aclarar francamente que, no todo lo que lleva el rótulo de “Yoga” es realmente Yoga. Porque, ciertamente, el objetivo del Yoga no es ni la magia, ni los poderes sobrenaturales, ni cosas por el estilo.

El Yoga tampoco tiene nada que ver con las  torturas físicas de esos fakires que impresionan a los turistas tumbándose en camas de clavos, tragando cristales rotos o pinchándose con afiladas navajas.

El Yoga tampoco tiene nada que ver con cualquier tipo de ceremonia o rito particular. Yoga no es hedonismo, ni paganismo, ni quiromancia. Tampoco es ninguna profesión. Ninguna adivinanza futurista o lectura del pensamiento, ni ritos para prevenir el mal influjo de cosas malignas, ni tampoco exorciza nada. Nada de todo eso es Yoga. Y cuando os encontréis con alguna persona que se llame a sí misma “yogui” y demuestre su maestría exhibiendo alguna de estas inadecuadas facetas que he descrito, estará desfigurando el término “YOGA” ya que no es un auto-hipnotismo ni auto-hipnosis. No tiene nada que ver con encantamientos ni monótonas gesticulaciones. El Yoga tampoco es ninguna experiencia que pueda obtenerse ingiriendo ácidos, drogas o peyotes. Estas experiencias no tienen nada que ver con el Yoga, ni son fruto del Yoga.

El Yoga no es un culto religioso, aunque es cierto que existen ciertos conceptos orientales en él. Pero estos conceptos no están relacionados con la evolución de esta ciencia.

El Yoga, se compone de unas técnicas y prácticas altamente evolucionadas que pueden ser aplicadas a personas de cualquier raza, nación, credo,  iglesia o secta y que han sido formadas como definiciones filosóficas.

En esta ciencia, encontramos muchos conceptos metafísicos que pertenecen a la cultura hindú y a Oriente, pero el Yoga es algo separable de este soporte o pizarra, es una ciencia de un valor práctico y universal.

En esencia, el Yoga es una materia espiritual, a la que conciernen métodos espirituales. Es una práctica intensa para aproximarse a la realización de la suprema Realidad. El verdadero centro de toda vida, Dios. Esta es la herencia que pertenece a toda la humanidad.

Mi amado Gurudev Swami Sivananda Maharaj, acostumbraba a contar una bella parábola para realzar la importancia y verdad del Yoga:

“Había en la jungla un gran árbol. En el extremo de una de sus altas rama había un gran panal de miel. Pero ascender hacia la cumbre del árbol era algo muy difícil. Se podían cortar escalones o huecos en el árbol para trepar por él, aunque ello requiera una gran paciencia y un fatigoso trabajo.

Un envidioso que deseaba poseer la miel sin demasiado esfuerzo por su parte, empezó a subir por el árbol con la ayuda de un afilado gancho. El hombre era demasiado perezoso para tallar escalones en el tronco del árbol y pensó que el gancho sería suficiente para llegar a la cumbre. Pero cuando faltaban pocos metros para llegar a ella, un violento viento quebró el gancho y el hombre cayó a tierra fracturándose varios huesos.”

Similar es el caso de aquellos que tratan de ascender el árbol del Yoga (el camino Divino) para alcanzar la miel de Moksha (liberación) con la ayuda de los Kamya Karmas (acciones producidas por deseos o motivos egoístas), e intentan encontrar un atajo. El camino del Yoga se extiende por todo el tronco de la Divinidad. Tienes que tallar escalones en él a cada paso con tu esfuerzo, el esfuerzo es el Sadhana (práctica espiritual). Tendrás que ascender paso a paso, tendrás que  empezar a remontar comenzando por Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Prathyahara, Dharana y Dhyana, para finalmente alcanzar la cúspide del árbol: el Samadhi. No hay atajos posibles para llegar hasta ahí. No puedes evadirte de tu responsabilidad. Aunque intentes subir con la ayuda de tus Kamya-Karmas o acciones hechas con interés egoísta, a pesar de que estas acciones parezcan potentes, no tienen suficiente fuerza para elevarte a las alturas del Yoga. Cuando el viento de los deseos ruge, clamando por los objetos de este mundo y por los placeres del paraíso, el gancho del Karma se rompe ocasionando una terrible caída.

Oh hombre!, las acciones egoístas no te llevarán a la meta del Yoga. Solo te pueden ayudar tus acciones inegoistas. El Sadhana es algo mucho más austero. El camino es largo y su ascensión es muy dura.  Pero una vez alcanzada la cumbre podrás beber el néctar de la inmortalidad y de la eterna gloria.

Hay varios sistemas de Yoga, los cuales trataré brevemente de describir. El primero de ellos es el sistema intelectual, en él, el hombre emplea sus facultades humanas en este supremo ejercicio: la realización de la verdad. Es conocido con el nombre de Jnana Yoga o Yoga del intelecto. Se empieza escuchando una exposición de la naturaleza de Dios, adquiriendo la comprensión de la Realidad.

El segundo sistema es conocido por el nombre de Bhakti Yoga, Yoga de la devoción o del amor. Este es un camino muy dulce y fácilmente asequible para personas de temperamento emocional. En él se asciende a una más íntima relación con el Supremo Ser por medio del constante recuerdo, la plegaria, la adoración, el sentimiento de sentirse cerca de Él, viviendo, moviéndose y sintiéndose como un solo ser con Él. Donde hay amor puro se crea un lazo de unión entre Dios y el devoto.

El tercer sistema consiste en dedicar a Dios todas las actividades y fases de la vida. Teniendo por base la acción altruista o servicio desinteresado. Se le conoce con el nombre de Karma Yoga. El primer y crucial acto en este sistema es la erradicación del ego. Cuando el ego personal se disuelve, uno ve a todas las criaturas de la tierra como una manifestación visible de Dios, como templos móviles donde Dios tiene su altar. De esta manera el servicio al prójimo sobreviene de manera natural y fácil, y cada acto humano se transforma en un acto de adoración. Ocupado en en esta transmutación de la acción en realización divina, el devoto siente que allá donde esté está adorando a Dios.

El maestro en la escuela, el doctor en el hospital, el granjero en sus campos, el hombre de negocios en su oficina, cada cual ocupado en su actividad profesional puede transmitir este dinamismo en pura devoción, adoptando una actitud humilde, una actitud de adoración.

En el cuarto sistema el hombre se ocupa en un proceso muy especial, en el que cada pensamiento queda sumergido en Dios. Así uno se vuelve cada vez más consciente de que Dios es el centro del Ser. Este también es un camino muy hermoso. Se le conoce como Raja-Yoga o Yoga de la concentración y meditación. El pensamiento es algo así como mente en movimiento. Este movimiento es producido por la moción de la fuerza vital llamada Prana, que mueve mente y cuerpo. Prana, mente, cuerpo y pensamiento están interconectados. El control de la energía interna puede obtenerse practicando  las técnicas de control de la respiración. Y, por último, todos los rayos esparcidos de la mente se recogen e interiorizan, desde la multiplicidad del universo hacia la única idea de Dios. En este proceso culminante el hombre se alza por encima del nivel de la mente, para entrar en el estado de supra-consciencia. En este estado el hombre experimenta su unidad con Dios y se libera para siempre de toda atadura del cuerpo e incluso de la muerte.