La Verdad acerca del Yoga

Por Swami Chidananda

En sánscrito, la definición básica de la palabra “Yoga”, es el estado de unión con lo Divino, o experiencia  de unidad con la gran realidad. Por tanto, Yoga representa la experiencia de la verdad, la conciencia de la realidad, la unión con lo Divino.

También hay otra definición o significado para el término Yoga. Es un conjunto de técnicas prácticas, científicamente e inteligentemente dispuestas con el fin de que el hombre arroje de su interior todas las impurezas que le dejan (por naturaleza) el cuerpo, la mente y los sentidos, a la vez que le ayudan a concentrar todos sus pensamientos hacia los Supremo. Resumiendo, Yoga significa cualquier medio que el hombre emplee para purificar su naturaleza inferior, para controlar sus sentidos y dirigir su mente hacia Dios, para profundizar interiormente en la adoración de lo Divino, y finalmente para realizar su eterna identificación con la conciencia Divina.

La aplicación del Yoga es universal. Puede aplicarse dentro de cualquier religión. Yoga trasciende toda religión. Va más allá de todo dogma o doctrina. Es suprareligioso. La duración y extensión de su aplicación es inconmensurable en cualquier época y en toda la humanidad. Voy a intentar explicar la importancia que el Yoga representa para toda persona de esta gran era que es el siglo veinte.

En primer y destacado lugar, hay que tener presente que el Yoga no es una mera acrobacia. Hay gente que supone que el Yoga solamente concierne al cuerpo físico y a ciertas posturas como ponerse cabeza abajo, torcer o arquear la columna o asumir otras posturas similares que frecuentemente se ven expuestas en los libros de Yoga.

Estas técnicas (llamadas Hatha Yoga) y su empleo, son correctas, pero cabe distinguir que no forman en sí mismas un Yoga completo. Como mucho, estas posturas físicas sirven de auxiliar para la práctica del Yoga, o bien se les considera como forma de Yoga auxiliar menor.

En segundo lugar, quiero decir que el Yoga no va encaminado a conseguir fines mágicos. Digo esto de forma especial debido a la confusión que existe acerca del Yoga y que ha sido creada por algunos pseudo-yoguis. A veces sucede que una cosa buena puede corromperse muy fácilmente en manos de gente depravada. Ha sucedido siempre en todas la épocas y a lo largo de la historia. Gente que deliberadamente mistifican todo lo concerniente al Yoga, ocultando tras ello algún propósito egoísta. La consecuencia de ello es la distorsión de la verdad sobre ésta sagrada ciencia. Por lo tanto, no tengo ningún reparo en aclarar francamente que, no todo lo que lleva el rótulo de “Yoga” es realmente Yoga. Porque, ciertamente, el objetivo del Yoga no es ni la magia, ni los poderes sobrenaturales, ni cosas por el estilo.

El Yoga tampoco tiene nada que ver con las  torturas físicas de esos fakires que impresionan a los turistas tumbándose en camas de clavos, tragando cristales rotos o pinchándose con afiladas navajas.

El Yoga tampoco tiene nada que ver con cualquier tipo de ceremonia o rito particular. Yoga no es hedonismo, ni paganismo, ni quiromancia. Tampoco es ninguna profesión. Ninguna adivinanza futurista o lectura del pensamiento, ni ritos para prevenir el mal influjo de cosas malignas, ni tampoco exorciza nada. Nada de todo eso es Yoga. Y cuando os encontréis con alguna persona que se llame a sí misma “yogui” y demuestre su maestría exhibiendo alguna de estas inadecuadas facetas que he descrito, estará desfigurando el término “YOGA” ya que no es un auto-hipnotismo ni auto-hipnosis. No tiene nada que ver con encantamientos ni monótonas gesticulaciones. El Yoga tampoco es ninguna experiencia que pueda obtenerse ingiriendo ácidos, drogas o peyotes. Estas experiencias no tienen nada que ver con el Yoga, ni son fruto del Yoga.

El Yoga no es un culto religioso, aunque es cierto que existen ciertos conceptos orientales en él. Pero estos conceptos no están relacionados con la evolución de esta ciencia.

El Yoga, se compone de unas técnicas y prácticas altamente evolucionadas que pueden ser aplicadas a personas de cualquier raza, nación, credo,  iglesia o secta y que han sido formadas como definiciones filosóficas.

En esta ciencia, encontramos muchos conceptos metafísicos que pertenecen a la cultura hindú y a Oriente, pero el Yoga es algo separable de este soporte o pizarra, es una ciencia de un valor práctico y universal.

En esencia, el Yoga es una materia espiritual, a la que conciernen métodos espirituales. Es una práctica intensa para aproximarse a la realización de la suprema Realidad. El verdadero centro de toda vida, Dios. Esta es la herencia que pertenece a toda la humanidad.

Mi amado Gurudev Swami Sivananda Maharaj, acostumbraba a contar una bella parábola para realzar la importancia y verdad del Yoga:

“Había en la jungla un gran árbol. En el extremo de una de sus altas rama había un gran panal de miel. Pero ascender hacia la cumbre del árbol era algo muy difícil. Se podían cortar escalones o huecos en el árbol para trepar por él, aunque ello requiera una gran paciencia y un fatigoso trabajo.

Un envidioso que deseaba poseer la miel sin demasiado esfuerzo por su parte, empezó a subir por el árbol con la ayuda de un afilado gancho. El hombre era demasiado perezoso para tallar escalones en el tronco del árbol y pensó que el gancho sería suficiente para llegar a la cumbre. Pero cuando faltaban pocos metros para llegar a ella, un violento viento quebró el gancho y el hombre cayó a tierra fracturándose varios huesos.”

Similar es el caso de aquellos que tratan de ascender el árbol del Yoga (el camino Divino) para alcanzar la miel de Moksha (liberación) con la ayuda de los Kamya Karmas (acciones producidas por deseos o motivos egoístas), e intentan encontrar un atajo. El camino del Yoga se extiende por todo el tronco de la Divinidad. Tienes que tallar escalones en él a cada paso con tu esfuerzo, el esfuerzo es el Sadhana (práctica espiritual). Tendrás que ascender paso a paso, tendrás que  empezar a remontar comenzando por Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Prathyahara, Dharana y Dhyana, para finalmente alcanzar la cúspide del árbol: el Samadhi. No hay atajos posibles para llegar hasta ahí. No puedes evadirte de tu responsabilidad. Aunque intentes subir con la ayuda de tus Kamya-Karmas o acciones hechas con interés egoísta, a pesar de que estas acciones parezcan potentes, no tienen suficiente fuerza para elevarte a las alturas del Yoga. Cuando el viento de los deseos ruge, clamando por los objetos de este mundo y por los placeres del paraíso, el gancho del Karma se rompe ocasionando una terrible caída.

Oh hombre!, las acciones egoístas no te llevarán a la meta del Yoga. Solo te pueden ayudar tus acciones inegoistas. El Sadhana es algo mucho más austero. El camino es largo y su ascensión es muy dura.  Pero una vez alcanzada la cumbre podrás beber el néctar de la inmortalidad y de la eterna gloria.

Hay varios sistemas de Yoga, los cuales trataré brevemente de describir. El primero de ellos es el sistema intelectual, en él, el hombre emplea sus facultades humanas en este supremo ejercicio: la realización de la verdad. Es conocido con el nombre de Jnana Yoga o Yoga del intelecto. Se empieza escuchando una exposición de la naturaleza de Dios, adquiriendo la comprensión de la Realidad.

El segundo sistema es conocido por el nombre de Bhakti Yoga, Yoga de la devoción o del amor. Este es un camino muy dulce y fácilmente asequible para personas de temperamento emocional. En él se asciende a una más íntima relación con el Supremo Ser por medio del constante recuerdo, la plegaria, la adoración, el sentimiento de sentirse cerca de Él, viviendo, moviéndose y sintiéndose como un solo ser con Él. Donde hay amor puro se crea un lazo de unión entre Dios y el devoto.

El tercer sistema consiste en dedicar a Dios todas las actividades y fases de la vida. Teniendo por base la acción altruista o servicio desinteresado. Se le conoce con el nombre de Karma Yoga. El primer y crucial acto en este sistema es la erradicación del ego. Cuando el ego personal se disuelve, uno ve a todas las criaturas de la tierra como una manifestación visible de Dios, como templos móviles donde Dios tiene su altar. De esta manera el servicio al prójimo sobreviene de manera natural y fácil, y cada acto humano se transforma en un acto de adoración. Ocupado en en esta transmutación de la acción en realización divina, el devoto siente que allá donde esté está adorando a Dios.

El maestro en la escuela, el doctor en el hospital, el granjero en sus campos, el hombre de negocios en su oficina, cada cual ocupado en su actividad profesional puede transmitir este dinamismo en pura devoción, adoptando una actitud humilde, una actitud de adoración.

En el cuarto sistema el hombre se ocupa en un proceso muy especial, en el que cada pensamiento queda sumergido en Dios. Así uno se vuelve cada vez más consciente de que Dios es el centro del Ser. Este también es un camino muy hermoso. Se le conoce como Raja-Yoga o Yoga de la concentración y meditación. El pensamiento es algo así como mente en movimiento. Este movimiento es producido por la moción de la fuerza vital llamada Prana, que mueve mente y cuerpo. Prana, mente, cuerpo y pensamiento están interconectados. El control de la energía interna puede obtenerse practicando  las técnicas de control de la respiración. Y, por último, todos los rayos esparcidos de la mente se recogen e interiorizan, desde la multiplicidad del universo hacia la única idea de Dios. En este proceso culminante el hombre se alza por encima del nivel de la mente, para entrar en el estado de supra-consciencia. En este estado el hombre experimenta su unidad con Dios y se libera para siempre de toda atadura del cuerpo e incluso de la muerte.

 

 

 

Publicado en Los cuatro yogas.